Esta es una de aquellas obras que no te deja ninguna melodía que tatarear. Pero cuya enorme calidad te marca con una huella imborrable.
Con la historia de Juan Bautista, Strauss nos presenta una música con unos recitativos que piden toda nuestra atención. Escuchar La Salomé supone sumergirse en una ópera difícil donde la orquesta y las voces dan vida a un repertorio que puede parecer monótono a quienes no estén muy atentos; pero que recompensa con creces a los espectadores que intentan no dejarse escapar ni una nota.
Hay que destacar la calidad sonora del baile de Salomé en la escena cuarta y también el principio de la escena final con sus tonos líricos en torno a la cabeza del Bautista.
En la representación del pasado lunes día 22 en el Liceo de Barcelona, hay que destacar la calidad y potencia de la soprano Nina Stemme en el papel de Salomé. Respecto a la puesta en escena, resulta poco lograda la coreografía que acompaña la danza de los siete velos, así como el excesivo y ostentoso uso de pistolas por parte de muchos de los actores.
Con la historia de Juan Bautista, Strauss nos presenta una música con unos recitativos que piden toda nuestra atención. Escuchar La Salomé supone sumergirse en una ópera difícil donde la orquesta y las voces dan vida a un repertorio que puede parecer monótono a quienes no estén muy atentos; pero que recompensa con creces a los espectadores que intentan no dejarse escapar ni una nota.
Hay que destacar la calidad sonora del baile de Salomé en la escena cuarta y también el principio de la escena final con sus tonos líricos en torno a la cabeza del Bautista.
En la representación del pasado lunes día 22 en el Liceo de Barcelona, hay que destacar la calidad y potencia de la soprano Nina Stemme en el papel de Salomé. Respecto a la puesta en escena, resulta poco lograda la coreografía que acompaña la danza de los siete velos, así como el excesivo y ostentoso uso de pistolas por parte de muchos de los actores.